Las emociones no son irracionales, ni racionales, mas bien son adaptativas. Se trata de señales internas que nos dirigen para poder mantenernos vivos.
En comparación con lo cognitivo, la emoción constituye un sistema biológicamente mas antiguo, de acción rápida y adaptativa, un sistema destinado a mejorar la supervivencia.
Las emociones regulan nuestra atención, controlan el entorno y buscan los acontecimientos que son relevantes para la adaptación y alertan a nuestra conciencia cuando estos se producen. De este modo, el miedo nos advierte del peligro; el arco nos aleja de lo putrefacto, y la compasión nos capacita para responder al dolor del otro.
Todas las emociones primarias resultan de utilidad y sirven para propósitos adaptativos. No son intrusiones incomodas de las que tengamos que protegernos. Por ejemplo, cuando lloro incremento la posibilidad de obtener bienestar, bien sea de mi mismo o de los otros. Cuando me enfado incremento la probabilidad de alejar al otro y cuando me asusto incremento la posibilidad de terminar escapando.
Cuando se expresa la emoción en presencia de un terapeuta sensible, ésta tiene una oportunidad de cambiar, transformándose y evolucionando hacia algo diferente.
